lunes, 31 de agosto de 2009

QUINTAGÉSIMA SEXTA NOCHE

Fuimos cómplices los dos
En la salud
como en la enfermedad
En la nostalgia
como en la tempestad
En los agravios
y en el malestar
En la tristeza
En la pereza
En la destreza
En la tibieza
Fuimos cómplices los dos
En la locura
En su decantar
En la sorpresa
era de esperar
En el siempre
En el jamás
En la muerte
Y su brisa impune

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