jueves, 30 de julio de 2009

NOCHE CUARTAGÉSIMA SÉPTIMA

Olvidé decirte que nunca estuviste aquí.
Que por aquí sólo pasa el viento
y no saluda.
Si vas a olvidar
que sea pronto.

miércoles, 29 de julio de 2009

CUARTAGÉSIMA SEXTA NOCHE

Dejé al amor en el fuego
y se me incendió.
Junto con las cortinas,
las revistas
y el tiempo.
Las cenizas brillan
nostalgiosas.

lunes, 27 de julio de 2009

NOCHE CUARTAGÉSIMA QUINTA

Flaquea el enlace.
Descuido a mis tropas,
y vienes tu, hombre de las nieves,
lanzando flechas.
Rosas.
Despierto a mis perros,
guardianes y bufones.
Pongo el grito en el suelo,
donde gotea la herida
que dejaron tus flechas.
Rosas.
Tus siempre.
Tus labios.
Tu a dios.
Al diablo con él.

domingo, 26 de julio de 2009

CUARTAGÉSIMA CUARTA NOCHE

Y si fuese tu pupila mi visión del mundo,
y tu manecilla el viento que promueve la tormenta.
Si creyera que tu calor es un sí rotundo a cada una de mis voces,
quizás te buscaría.
Pero mientras,
mientras tanto,
me quedo dormida entre tu silbido suave
y la sal que persiguen las hormigas.
Porque te prefiero, hoy, inasible.
Desplegando un manto de futuros
en mi cama, en mi calma, en mí.
Qué estarás haciendo hoy
mientras te pienso.

NOCHE CUARTAGÉSIMA TERCERA

La trizteza, la belleza, la sangre, el sudor, los cuerpos, la boca, el espanto, el temblor, la noche, los días, las cosas que soy, los vuelos, las manos, el fuego, el ardor, se acaban, se acaban, se – acaban, sea - caban, seaca-ban, SEACABAN.

CUARTAGÉSIMA SEGUNDA NOCHE

Visto de negro, asistiré al velorio de los días que se fueron.

NOCHE CUARTAGÉSIMA PRIMERA

Se derriten mis libros y las agujas del reloj son bigotes de Dali.
Seré de cera?

CUARTAGÉSIMA NOCHE (experimentando con tankas (poesía japonesa))

Ya se ve llegar
con la sonrisa breve.
Indómito ser,
me lleva en sus venas
de arena y fiebre.
………………………………………………
Cruje el dolor,
y el grito derrama
mil ríos de sal
en la noche sin prisa.
Ya no creo tu siempre.

NOCHE TRIGÉSIMA NOVENA

Están dopados los enamorados, están cansados los iluminados, están desnudas las formas de ser, están muertas las ambivalencias, las equivalencias, están jodidos los cuerpos sin almas, están vacíos los ojos del karma, está tendido tu cuerpo en mi cama, están dormidas las carreteras, está al acecho la mente ciega, está reseca la burla, agitado el tiempo, están de pie los abismos… y vienen por vos, cada mañana. Vienen.

TRIGÉSIMA OCTAVA NOCHE

Te presiento suave,
silencioso en la sonrisa.
Te presumo culpable
de mi piel cicatrizando.
Te asumo sabiendo.
Te espero dormida.

NOCHE TRIGÉSIMA SÉPTIMA

Se dispersa el eco de tu nombre
entre mi olvido
y mi vista sagaz.
Un momento,
entre tu boca y la mía.
El silencio se siente fugaz.
Y vas.
Vas creyendo,
creando,
crujiendo.
Los cimientos se van de las manos
cada vez que miro al espejo,
y no te encuentro lugar.

TRIGÉSIMA SEXTA NOCHE

La hendidura
que dejó tu piel en mi asombro.
Y en mi adios.
La belleza de ser
suave y vascilante.

NOCHE TRIGÉSIMA QUINTA

A esta altura,
el cielo es rosa.
Y ya no me encandila tu tiempo,
no me estrangula tu abrazo,
no te recuerdo tan triste.

TRIGÉSIMA CUARTA NOCHE

Templanza trajo la lluvia
y el frío nos pide calor.

NOCHE TRIGÉSIMA TERCERA

Caerán rendidos,
adustos, sinceros.
Se reirán muy breve,
vigilando al pueblo,
de tu sangre rota,
de mi sol sin puente,
que va y viene
por mi río añejo,
de soltar a tiempo,
de cortar las redes.

TRIGÉSIMA SEGUNDA NOCHE

Si te aprendieras mi forma,
mi sigilo,
mi cadencia.
Y yo aceptara tu nube,
tu siempre,
tu pavor.
Se fundirían las sales
del mar y la impaciencia,
de un cielo que esquiva
imprudente
mi sed.

NOCHE TRIGÉSIMA PRIMERA

Súbito azul
se desvanece
en mi manera de quererte.
Solapados van los duendes
en mi frente,
desojada y margarita.

TRIGÉSIMA NOCHE

Sexo imperativo
se agita en el aliento
de esta noche frágil.
Llueven clandestinas
las manos en el sitio
que esconde tus tormentos.

NOCHE VIGÉSIMA NOVENA

Sabés?
Conocés el color de mi delirio?
La muerte esconde,
bajo su falda,
los secretos de mi olvido.

VIGÉSIMA OCTAVA NOCHE

Pausa y prisa
ante el espanto.
Corriendo ciego
de cordura……..

OLVIDASTE

Me arrastro
cavilosa por tu sueño,
y mi cara
es el tormento del espejo
en tu mañana

NOCHE VIGÉSIMA SÉPTIMA

Corren, se apuran
las aguas que te encarnan
Habitan, orbitan
los siglos en tu cama

Y no espero
que me entiendas
que te acerques
Y no quiero
que preguntes
a mis nombres
buscando mis esencias

No ofrezco por mi alma
ninguna recompensa.

VIGÉSIMA SEXTA NOCHE

Hurgaste en mi sombra
y me atreví a tu pena.
Sin saber, latí tu sangre.
Enjuagué mi mente de reposos,
y como una enredadera,
me aferré a tu grito.
Canté con voz al dios del hombre
y sonreí con sorna recordando,
que dios es sordo.
Ya no hay piel que cambiar
porque tu carne arde de dolor.

NOCHE VIGÉSIMA QUINTA

Estarás buscando en la penumbra
en un cielo acongojado de misterio.
Circulando por el fuego frío de los dioses muertos,
de la voz callada,
o de tu vil mareo.
Escapando dócil al aguacero del olvido.
Los fantasmas que anidas posesivo,
hilarán hasta el final de tu conciencia.

VIGÉSIMA CUARTA NOCHE

En la piel, un anzuelo.
La sien, en mil pedazos,
y el cielo no es más que un invento fatuo
donde se espeja una luna,
tímida de luz y de tiempo,
donde resuena el azul
de mis años turquesa.

NOCHE VIGÉSIMA TERCERA

Relampaguea el almanaque frustrado
de tanto viento a la deriva.
En la saliva.
Y es tu voz que maquinalmente,
traduce mis nombres y orfanatos,
mis vidrios biselados,
mi devoción por las cornisas.

VIGÉSIMA SEGUNDA NOCHE

Quiero verte en mi jardín,
por mi ventana vaivén.
Ven ven que me urge
tu cuerpo pesando en el mío.

NOCHE VIGÉSIMA PRIMERA

Sordo uno y otra vez
en tu boca-nada el silencio,
y te hacés agua hasta los pies.
Sorpresivo espanto,
el de poder ver,
que estás vacío y hueco
de encantos en la piel.

VIGÉSIMA NOCHE

Al sol ya no lo espero,
lo dibujo en mi ventana.
Y lo miro cómplice,
disfrutando del dolor de nuestra farsa.

NOCHE DECIMA NOVENA

Emborracharle los gritos al dolor.
A tu amor
que se hace añicos.
Despejar la cabeza del ardor.
De este mar de desencuentro,
que todo lo moja.
Sal de una lágrima que llora desde siempre,
reseca tu ausencia.
Y mi tiempo cansado,
suspira apenado.
Abatido.

DECIMA OCTAVA NOCHE

Explota el nido putrefacto.
Quemo cada una de mis naves.
Son pocas las cosas en que aún creo.
Sonidos como flechas,
escarban los restos de mi calma en trance.
Las palabras desvanecen el tiempo.
Y llegan los colores.
Y se van. Todo se va.
Y vuelve.
Y se va.
Y vuelve.
Incluso yo.
Y vuelvo, siempre vuelvo.
Una vez más,
para poder volver a irme.

NOCHE DECIMA SÉPTIMA

De mi sueño brotan
pesadas las lágrimas.

DECIMA SEXTA NOCHE

Porque tu voz casi ni habla,
es un reflejo de la muerte.
Y si mi silencio falla,
las palabras son ardientes.
Porque vivo en el espanto
de los fantasmas más ausentes,
y aún espero,
quién sabe qué cosa.

NOCHE DECIMA QUINTA (A mi queridísimo Kurt Cobain)

Mi dolor es grunge,
desde que te escuché gritar,
con tu pulóver de bremer
y esa timidez en los ojos.
Desde que te sentí sincero,
tanto como mi angustia.
Mi dolor es grunge,
como la muerte,
que nos abraza fuerte
cuando lloramos solos.

DECIMA CUARTA NOCHE

Fantasmas de un tiempo sin nombre.
El llanto agitando nostalgias.
Se acercan un ciego y un sordo,
sonríen, se tienden las manos.
Disfraces le pongo a tu ausencia.
Remoto es el cielo pisado.
Rastrea tu mano mi ensueño,
despierto y te encuentro incendiado.
Y no me asombra.
Ya no me extraña.

NOCHE DECIMA TERCERA

Cuánto te urge mi aprecio.
Cuánto de espejo en tu carne.
Sola he querido a lo lejos,
una vuelta de hoja,
una llave.
Solo te encuentro,
y te abrazo.
A lo lejos.
Desde lejos.
Sin que lo notes
porque no estás

DECIMA SEGUNDA NOCHE

Se agita el cuento
en el que todos somos niños
y sonreímos inocencia.
Placer insoslayable.
Precario va mi cuerpo en calma
al final de lo profundo.
No te escapes,
¿No ves mi escombro
Sacudiendo la ironía?
De soñar,
de ser sincera,
de no tirarme desde el nido.
Querés de mi más que mi fuerza.
Yo no te escucho todavía.
Vacila el juego,
crecen los disturbios
de la mente sana en su agonía.

NOCHE DECIMA PRIMERA

Sorda encalla en mí la muerte,
y se queda,
pensativa entre mis dientes.
No me escucha,
pero entiende.
Ponle un precio a mi abismo
y te lo vendo.

DECIMA NOCHE

Hecho trizas queda el manto de mi enojo.
Saboreamos nuestros cuerpos desahuciados.
Grave noche nos encuentra atiborrando,
salvajes,
el vacío de los días.
Escandaloso es el miedo sin tu abrazo,
apremiantes las insignias del olvido.

NOCHE NOVENA

Te asesoro en materia de pecados.
Te trastorno con mi cuerpo de fantasma.
Mi sonrisa escupe abismos,
entre alaridos.
Tu color si que se siente bien naranja

OCTAVA NOCHE

El caos se despliega en mi sitio.
Sólo recuerdo las músicas
que inflaman los pasos.
Disfruto amenazas del tiempo,
y le provoco socarrona
un ataque de nervios.
Me agito entre palabras, imágenes sonoras.
El caos es mi sitio,
y allí habitaré.
Desde siempre.

NOCHE SÉPTIMA

Transpirada entre tus dedos,
brotan aguas de un mar muerto.
Estrellado el movimiento,
el vaivén de mi cintura.
Entre espasmos quema el tiempo.
Surreal es la locura.
Exijo a gritos, prendo y quemo,
tu fluir urgente, imprescindible.

SEXTA NOCHE

Te preguntarás por qué ya no grito tu nombre,
no lloro tu prisa o no te concedo palabra.
Querrás acercarte y sin conseguirlo, te marcharás,
con el lomo cansado y la nariz en punta.
No espejes tu escoria en mi tejado.
Ya comieron todas sus flores los chanchos
¿Y sabés qué? Aún tienen hambre.
Si tu reino espléndido me dejo sin brisas,
te preguntarás por qué ya no destilo pasado.

NOCHE QUINTA

Espasmos vitales sacuden ciclotimia.
La sangre bulle, desgarra amor y odio.
Los hilos de esperanza abrasan
cada esquina de mi sombra.
Indómita muerte,
que me urge
casi tanto
como la vida perpleja.

CUARTA NOCHE

Desilusión, demolición, ausencia.
Mis ojos escupen lo que ven,
no lo soportan.
Farsa vacía,
monigote sin registro para estrella.

NOCHE TERCERA

Noche de luz encalla sombras,
el amor sedoso reposa en los augurios,
y la lluvia ya hoy no baña todo.
Silogismo de tu boca explora mi inconciencia,
y ya no vienen como tropas las palabras a mi lengua.
En tu lengua, rastreo hasta el final de mis abismos,
y me quedo. Dormida. En tu mano.
Entre mis piernas, mudas, descansa tu presencia, tu paciencia.
Nuestro hogar una colmena,
tu abrazo, la miel que derrite mis espinas.

sábado, 25 de julio de 2009

SEGUNDA NOCHE

Saludaré a la muerte
quitándome el sombrero y la esperanza.

NOCHE PRIMERA

Mutilando espejos crecemos.
Nausea profunda.
No mezclemos tus abismos
con los míos.
Por favor
Por favor
Por favor
No hay saliva en tus salidas.
Recio y rancio tu discurso.