Emborracharle los gritos al dolor.
A tu amor
que se hace añicos.
Despejar la cabeza del ardor.
De este mar de desencuentro,
que todo lo moja.
Sal de una lágrima que llora desde siempre,
reseca tu ausencia.
Y mi tiempo cansado,
suspira apenado.
Abatido.
domingo, 26 de julio de 2009
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