Relampaguea el almanaque frustrado
de tanto viento a la deriva.
En la saliva.
Y es tu voz que maquinalmente,
traduce mis nombres y orfanatos,
mis vidrios biselados,
mi devoción por las cornisas.
domingo, 26 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario