domingo, 20 de septiembre de 2009

NOCHE SEXTAGÉSIMA OCTAVA

Me vi decirte, explicarte cómo y cuándo, enfriarme ante tu gesto tibio, congelarme en la coincidencia, y no reaccionar por un segundo, o por un momento.

Te vi sonriendo, llenando mi cara con tu mano en duda, poniendo en mis ojos toda tu vehemencia, descifrando sin hacer preguntas, quitándome las ropas en suave silencio. Te vi sentir toda esta locura, cerrando la vista para ver más cosas, descalzando al tiempo, mojando su arena. Te vi llegar, como vino el día y cientos de aplausos, que nos acaloran, que nos reivindican, ante toda muerte, ante todo el viento.

No hay comentarios: