martes, 15 de septiembre de 2009

SEXTAGÉSIMA CUARTA NOCHE

No suspiro y así y todo
voy permaneciendo.
Inmune.
Recipiente y testigo,
carente de ombligo
de cena materna.
Cadencias, compases,
de causas y verbos.
Números profanos,
estiércol sin aves,
cuervos y gusanos,
toman de la mano,
nadan tu presencia.
Tan vulgar,
infausta,
adusta,
nefasta y enferma.
Pesa muerta la demencia,
se desgarra.
En el acervo, la nostalgia
despliega espanto en la galera,
y no me puedo.
Miscelánea de un credo sin pausa,
de una noche sin prisa,
de mil siento volando,
de mi corona y estima.
Florecilla silvestre
baña de musgos su día.
Donde la luz
es lasciva.
Donde tu piel se hace carne.
¿Puedo ser tu guitarra?

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