viernes, 4 de septiembre de 2009

QUINTAGÉSIMA OCTAVA NOCHE

Pánico y locura en la almohada. Las agujas aullaban sus tics tacs y el cuerpo febril se desnudaba en espasmos y sudor. Aún no amanecía ni sabía el gallo su canción. Aún se demoraba, y devoraba con espanto su temor. Al fin se estremecía, contando de uno en uno los escalones y los días. Quitándose incendiado los pantalones, temblando ciclotimias. Y creyéndole a un dios. Suave y nauseabundo. Que nada entiende de este mundo, que se acurruca en su dolor. Al fin el fin tenía entre sus manos y el tiempo se caía del reloj. En sí buceaba y sucumbía sin razón.
H
O
L
A
Hola, cómo estás, qué tal, cómo te fue, me fui, no ves, no estoy en mi sin voz, sin vos, sin ser, sin sol, sin sal, sin piel, sin ton ni son, ni es, ni va, ni sed, ni más, ni si.
NI NO.
Me fui, me voy, te vi, lloré, lo se, sentí, faltó, salté, corrí, sin más, d e s a p a r e c í
Y LO NOTASTE
Y lo marcaste
Y lo tiraste
Y mi silencio
Sin tu impaciencia
Es pensamiento
Es reflexión

Es intentar entender q u é c a r a j o m e p a s a q u e y a n o n o s s i e n t o
Ya no te siento
Sólo te escribo
Ya no es lamento
Ni letanía
Hay un imperio
De mil sonrisas
Que vienen por mí
Y me dejo llevar
P o r q u e m e e n c a n t a
La magia
Dios
Sus pecados
Radiohead
El vino
El pasado soldado
El futuro de noche
La miel y la sangre
El cuello
La brisa
El galope
Los besos
Esclavos de nombres
Los bríos
Los ríos
Los veranos sin llanto
Me voy
Me fui
Volví
Estoy
Vení

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