domingo, 27 de diciembre de 2009

NOCHE CENTÉSIMA VIGÉSIMA SEXTA

Olvidé mi nombre bajo tu nombre bajo mi niña bajo la ausencia, bajo y por bajar me hundo en la carencia de la querencia de los oblicuos, pues tan oblicuos mis pensamientos, que me desgarran con desaciertos y se me inscriben las sobredosis, los altibajos, las podredumbres de ojos desiertos bajo mi manto, mi apellido, todo mi brío, aminorado, y del pellejo saldrán espinas que sin cortarme hoy me desangran pidiendo a gritos, las muy salvajes, que me aniquile en el espanto de no creerme ya casi nada de las mil nadas de cada día, y si esta noche salgo volando desde la cama hasta tu esquina, no me preguntes qué quiero o busco, ya no podría más que olvidar mi nombre bajo algún nombre, llora mi niña, muere de ausencia.

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