lunes, 1 de febrero de 2010

CENTÉSIMA TRIGÉSIMA QUINTA NOCHE

Y que nunca me alcance
ni este sol
ni tu risa
Que se apague la vos
que me roba neblina
Que me hostigue la sed
mucho más que tu orden
de mandarme a beber
un pantano sin vida
Que nos dejen entrar
a mirarnos de cerca
y tu mano al caer
sea luz en mi siesta
Que te olvides de mi
como de cualquier modo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

una sed insaciable / irremediable / incombustible
y un río en el que fluye el infinito caudal de la ausencia
no quiero volver a pronunciar la palabra amor

saludos,
Tito M.

pd: gracias por los posts, wilita :)

Amorir dijo...

Escribís muy bien Guille,supongo que participarás en concursos de poesías...